Violencia obstétrica, inadmisible forma de discriminación, incluso puede considerarse tortura

La violencia obstétrica es una inadmisible forma de discriminación, una grave violación a los derechos reproductivos y un trato deshumanizado de las mujeres embarazadas, que debe atenderse de manera urgente a través de todos los medios al alcance del Estado para garantizar los derechos de las mujeres durante la atención de su embarazo, señaló Pablo Navarrete Gutiérrez, coordinador de Asuntos Jurídicos de las Mujeres.
 
Durante la clausura del Taller sobre la Implementación de la Reforma Constitucional en Materia de Derechos Humanos de 2011, en favor de las Mujeres y contra el Feminicidio, que se celebró en la ciudad de Oaxaca, el funcionario federal reconoció que para hacer frente a este desafío, que afecta sobre todo a las mujeres pobres e indígenas, no es suficiente una política de “remoción” del personal médico involucrado, sino de atender las causas estructurales que están alimentado la espiral de discriminación y violencia institucional de que son objeto las mujeres embarazadas.
 
En casos como este, señaló, cobra sentido implementar los contenidos de la reforma constitucional de derechos humanos de junio de 2011, que ha tenido como propósito colocar en el centro de las políticas públicas y del interés del Estado mexicano, la protección más amplia de los derechos humanos de las personas bajo su jurisdicción. Las mujeres embarazadas, sobre todo las más pobres, deben ser objeto de esta protección, precisó.
 
Señaló que la violencia obstétrica puede constituir actos de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, cuando estos actos u omisiones causen penas, sufrimientos físicos o mentales a las embarazadas y se cometan con el fin de anular la personalidad, sus capacidades físicas, mentales o cualquier otro fin.
 
El trato deshumanizado, que va desde los regaños y humillaciones  hasta la negación de la atención médica, es una larga cadena de violaciones a sus derechos humanos que deben cesar de inmediato en las instituciones de salud involucradas, aseveró.
 
Recordó que diversos instrumentos internacionales de derechos humanos de las mujeres incluyen el compromiso fundamental de los Estados de lograr que la mujer sobreviva al embarazo y el parto, como un aspecto de su disfrute de los derechos a la salud sexual y reproductiva y a vivir una vida con dignidad. Llegó el momento de pasar de la consagración a la implementación de los derechos humanos de las mujeres embarazadas, concluyó.
 
Este taller se dirigió a 50 representantes de organizaciones de la sociedad civil  del Estado de Oaxaca dedicadas a la defensa de los derechos humanos de las mujeres en la entidad, entre las que se encuentran Consorcio por el Diálogo Parlamentario y la Equidad, Red de Mujeres Mixes, Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir , Centro para los Derechos de la Mujer, Colectivo Feminista Mujeres Lilas, Colectivo Mujer Nueva, Católicas por el Derecho a Decidir, Cladem, entre otras y forma parte de las acciones que desarrolla el INMUJERES con el movimiento de mujeres de todo el país para conjuntar esfuerzos en favor de la protección y defensa de los derechos humanos de las mujeres.