Expertas nacionales e internacionales analizaron el impacto de la pobreza en las mujeres


Los días 27 y 28 de enero se llevó a cabo el II Seminario internacional sobre género y pobreza, organizado por el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL), el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) y la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Los objetivos del seminario fueron reflexionar, desde un punto de visa teórico y metodológico, sobre las limitaciones de las mediciones convencionales de la pobreza, así como sobre los efectos de dichas mediciones en las políticas públicas.

Tras dos días de trabajo, expertas nacionales e internacionales coincidieron en que no obstante los avances que se han tenido para ayudar a las mujeres a enfrentar el fenómeno de la pobreza, aún que quedan dimensiones que impactan en la vivencia de la pobreza, principalmente en la población femenina, como son el capital social y la pobreza de tiempo.

Las especialistas señalaron que la pobreza de tiempo principalmente impacta a las mujeres, no sólo en el presente sino a largo plazo, ya que le impide adquirir nuevas capacidades y habilidades que le permitan salir de la pobreza.

Asimismo, expusieron que el estudio del trabajo remunerado y no remunerado de una manera conjunta es un tema importantísimo para entender la incorporación de las mujeres al mercado laboral y por consiguiente al acceso de ingresos.

Por dicho motivo, destacaron que se tiene que poner énfasis en la evaluación de los programas que se desarrollan, para que estos también permitan a las mujeres el empoderamiento y la construcción de capital social.

Sin embargo, reconocieron que todavía queda pendiente el ligar diferentes elementos para lograr dimensionar en toda su extensión la pobreza y como enmarcar esta problemática en los derechos humanos.

En su segunda sesión, las y los asistentes al seminario hicieron un recuento de las lecciones aprendidas y las buenas prácticas de algunos programas de combate a la pobreza y se buscó ampliar las capacidades, en aras de identificar ventanas de oportunidad para incorporar la óptica de género en las políticas y programas sociales en América Latina y el Caribe.

De acuerdo con la presidenta del INMUJERES, Rocío García Gaytán, mirar la pobreza con visión de género implica considerar la dimensión del uso del tiempo, la del trabajo y la de las barreras a la participación económica de las mujeres.

“La limitación en el acceso a servicios básicos, como el agua y la luz en las viviendas más pobres, el aislamiento territorial o la carencia de servicios adecuados de transporte, resultan en mayores cargas de trabajo no pagado que recae sobre las mujeres y menores posibilidades de escapar de la pobreza”; indicó.

Por su parte, Clemencia Muñoz, oficial a cargo de UNIFEM, señaló que este seminario se dio en el marco de las actividades del Observatorio de Género y Pobreza (OGP), el cual es una iniciativa conjunta de El Colegio de México, INMUJERES, INDESOL y UNIFEM. “Este proyecto fue creado con el propósito de hacer visible la condición social de las mujeres que viven en pobreza, sus necesidades y vivencias, así como los obstáculos que enfrentan para remontar las situaciones de carencia que marcan sus vidas y las de sus familias”, puntualizó.

Asimismo, la funcionaria de UNIFEM señaló que de acuerdo con el Informe sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio 2005 “el acceso de la mujer al empleo remunerado es menor que el del hombre en la mayor parte del mundo en desarrollo… para la mujer hay menos posibilidades de mantener trabajos fijos y remunerados que para el hombre y ésta trabaja con mayor frecuencia en la economía informal, la cual ofrece poca seguridad financiera”.

Vivian Milosavljevic, funcionaria de la CEPAL, dio a conocer que los métodos cuantitativos convencionales son insuficientes para poder conocer las situaciones específicas de cómo viven la pobreza las mujeres y los hombres para generar indicadores de género que sirvan para la formulación, el seguimiento y la evaluación de políticas públicas en los países de la región.

En este sentido, Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del CONEVAL, explicó la metodología para la medición multidimensional de la pobreza en México, la cual es la medición oficial de pobreza en el país.

Indicó que la nueva metodología adopta un enfoque de derechos sociales e incorpora los indicadores de rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación, el ingreso corriente per cápita y el grado de cohesión social, como lo señala la Ley General de Desarrollo Social.

“Los resultados para 2008 basados en datos de la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del INEGI, nos dicen que existe una pobreza multidimensional de casi 47 millones de personas, divididas en moderada y extrema, y 35 millones personas vulnerables por carencia, y casi 5 millones vulnerables por ingreso”, dijo.

“El CONEVAL está trabajando para tener indicadores de género más concretos y específicos con la metodología multidimensional y con los datos de la ENIGH y del Censo Nacional de Población y Vivienda,” señaló.

Al evento asistieron especialistas de Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, Guatemala y México, entre otros países.